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jueves, 17 de mayo de 2012

MUERE LA REINA DEL DISCO DONNA SUMMER

La cantante estadounidense Donna Summer, «la reina de la música disco», ha fallecido en Florida a los 63 años, víctima de un cáncer de mama. «Esta mañana perdimos a Donna Summer Sudano, una mujer con muchas dotes, la mayor de ellas su fe», declaró su familia en un comunicado difundido a medios locales. La ganadora de cinco premios Grammy había tratado de mantener con discreción su enfermedad y seguía trabajando en un nuevo disco, según detalló al portal TMZ un allegado de la artista. «Mientras lloramos su muerte, celebramos en paz su extraordinaria vida y su continuado legado. No puedo expresar realmente con palabras lo mucho que agradecemos sus oraciones y su amor por nuestra familia en este delicado momento», añadió la familia. Summer nació el 31 de diciembre de 1948 en Boston y el portal TMZ asegura que murió en el estado de Florida. En 1977, en España, las discotecas eran propiedad casi exclusiva de los Juan Bau, Camilo Sesto, Pablo Abraira, y gran parte del personal no estaba para muchos bailes, enfrascados los unos con barbados cantautores, los otros poniendo la semilla de lo que sería la Nueva Ola Madrileña, o viajando a Londres para comprarse pantalones de cuadro escocés y unas cuantas cajas de imperdibles, que molaban más los de la City que los de Pontones. Si ibas de pureta, lo que sonaba entonces en las discotecas norteamericanas solo podía parecerte una horterada, cuando no lisa y llanamente una ordinariez. Y la que ya empezaba a ser Reina de la Pista, Donna Summer, no escapaba a estas lindezas de rockeros de pro, de patilla, y La Elipa sí que flipa. Aquellos ritmos, aquella sensualidad de serie B, aquellas exhibiciones corporales para sudar y resudar bajo las bombillas, no parecían tener mucho que ver ni con el pop de toda la vida, ni con el rock, ni con el folk, ni con ninguna música más o menos seria. Pero la música disco, la buena, que también la hubo (si una canción es buena el género importa poco, sea tango o sea rockabilly), como la que cantaba con convicción, sentimiento y carnalidad Donna Summer tampoco era un demonio surgido de la nada. Música para perrear Sencillamente fue una derivación acelerada del soul y, sobre todo, del funk, del más ácido Sam Cooke y del más tórrido James Brown. Música negrata salida del gueto como siempre, pero puesta al ritmo trepidante del final de los 70 y el agitado principio de los 80. Era, con un término más cercano, aunque cutrísimo, música para perrear, pero hecha y facturada como solo saben hacer por los Estados Unidos. Entonces, a muchos nos parecía que lo que hacía Donna (y Gloria Gaynor a la que destronó) no valía para mucho más que para un calentón (generalmente de blancos) en el Studio 54 neoyorquino, o para ponérselo en el buga a todo trapo (y lo que no es trapo, sino algo más sustancioso) cuando se cruzaba el Puente de Brooklyn a toda pastilla para quemar la noche.
Sin embargo, Donna Summer, la reina del dance, la emperatriz de la disco, era una mujer de profundas convicciones cristianas, a la que su música, personalmente, no le debía decir mucho. Ni tampoco la noche (esa que confunde), ni la vida social. Hizo música discotequera porque probablemente se le puso primero a tiro (de hecho, influida por Janis Joplin comenzó en un grupillo psicodélico), pero habría podido triunfar como cantante de soul, como cantante de rock a lo Ronnie Spector, la ex Ronette, incluso, llana y sencillamente como artista de pop sin apellidos ni etiquetas, género al que se acercó cuando decidió dejar las pistas y los neones. Calidad y modernidad Hoy, que los años nos han expandido las entendederas musicales, las cosas no nos parecen exactamente igual. Una sesión de música disco sigue siendo algo que solo se traga con gusto en una pista de baile, o en tu habitación frente al espejo y soñando con el novio. Pero al escuchar y ver ahora a toda prisa algunos YouTubes de Donna no deja de sorprender la calidad y la modernidad con la que su música estaba cantada y concebida. Vamos, que puede rechinarte Celine Dion, pero no la Summer. En la música popular lo que importa es que en su género, nos guste más o nos guste menos, algo sea lo mejor, esté bien hecho. Pueden no gustarte un pimiento los boleros, pero nunca podrás negar que Los Panchos los bordan. Puede repatearte las tripas la llamada música latina, pero en ella, Ricky Martin y Chayanne lo niquelan. Eso era Donna Summer, la mejor en lo suyo. Que le pregunten a Madonna, a Kilye Minogue, a Beyoncé, a tantas chicas que ahora, un olvidado rincón de la Luisiana o de Chicago se ponen a todo trapo el «I feel love» y sueñan con que medio mundo les baile el agua.

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